CAMINANDO EN LA LUZ
“Por que en tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.” Efesios 5:8-13
Cuando recibimos a Cristo y al Espíritu Santo en nuestros corazones somos transformados, nacemos en una nueva vida y una nueva realidad: “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20). Antes estábamos viviendo una vida de pecado y oscuridad, sin rumbo, sin propósito, sin esperanza, éramos solo tinieblas. Pero en esta nueva vida tenemos futuro, propósito, esperanza y mucho más; pasamos a ser luz en el Señor.
“andad como hijos de luz”
El secreto de una vida plenamente realizada y completa es saber lo que somos, y caminar y vivir conforme a eso. Nuestro caminar en esta vida debe reflejar lo que somos en Cristo, somos hijos de luz y debemos andar como tales.
“comprobando lo que es agradable al Señor”
Es importante saber discernir lo que es agradable al Señor para llevar una vida correspondiente a un hijo de luz.
¿Cómo puedo saber que agrada o no agrada a Dios?
Por medio de una constante oración y comunión con Dios, Él nos va mostrando aquello que quiere que hagamos o dejemos de hacer. En su Palabra encontramos el manual más completo para aprender a desear, escoger, y poner por obra siempre lo que es agradable a Dios.
Entre la luz y las tinieblas no puede haber nada en común. Porque el que no está con Cristo está contra Él. Las obras del mundo son infructuosas, porque aun cuando son algo en la realidad física y carnal (de lo contrario no se llamaran “obras”), son en sí mismas malas, son como plantas estériles en cuanto a dar gloria a Dios, provecho al prójimo o satisfacción verdadera en las necesidades espirituales de la persona que las hace. Pero nuestras obras deben dar el fruto del Espíritu, debemos obrar en toda bondad, justicia y verdad.
“sino más bien reprendedlas”
. Al caminar como hijos de luz, tenemos la responsabilidad de reprender y corregir estas obras infructuosas y malvadas que se practican en el mundo, exponiéndolas a la luz llamándolas por lo que son, sin cubrirlas con bonitos nombres. Lo peor de nuestra sociedad actual es que se le ha cambiado la etiqueta al pecado. No es que en tiempos pasados se pecara menos que en la actualidad, pero lo que realmente alarma en nuestros dias es el afán de pintar la vergüenza del pecado con los más bonitos colores. En todo el mundo hay pastores que declaran sin vergüenza ni remordimiento su constante práctica del pecado.
¿Qué puede esperarse de la sociedad cuando los que deberían ser luces son oscuras tinieblas de pecado cubriéndose de malas excusas?
Tanto la exposición de la palabra como la práctica del fruto del Espíritu sacan a la luz y reprenden el mal “Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo”. Como seres humanos con defectos, necesitamos ser constantemente alumbrados por la luz de Cristo para revelar y poner en evidencia todo lo que hay en nosotros, con la finalidad de limpiarnos de aquello que no agrada a Dios. Tenemos también la luz que nos proporciona la Palabra para alumbrar nuestro camino y ver con claridad los obstáculos que nos puedan hacer tropezar para no caer en ellos “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119:105).
Seamos genuinas luces, brillando con la luz de Cristo, siendo de ejemplo y no de tropiezo para los demás.
REFLEXIÓN: ¿Estoy caminando en la luz que recibí cuando decidí seguir a Cristo, haciendo lo que agrada a Dios, obrando con bondad, justicia y verdad?
Comentarios
Publicar un comentario